jueves, 4 de noviembre de 2010

Cariño, ¿qué hay de cena?


Dos jubilados, hablando sobre el envejecimiento, le dice uno al otro: 
     La peor parte se la llevan nuestras mujeres, y además ellas se niegan a admitir que envejecen . La mía está casi sorda, pero siempre  trata de esconderlo
       Pues a la mía le pasa lo mismo pero se lo he conseguido hacer ver de un modo muy sencillo:
 Colócate a 10 metros de ella y hazle una pregunta. 
 Después, cuando veas que no te responde, acércate a  5 metros. Después a 2 metros, y después a 1 metro. Y entonces no le quedará mas remedio que  admitir que está sorda.
 
     El  hombre  ve que la idea es muy buena y  decide probarlo. Esa noche, cuando  su mujer está haciendo la cena, se coloca  en el pasillo y pregunta con voz fuerte: 
     Cariño, ¿qué hay de cena?
     No recibe respuesta. Entonces se acerca a 5 metros y le pregunta de nuevo: 
     Cariño, ¿qué hay de cena?
     No recibe respuesta, por lo que se  pone en la puerta de de la cocina y dice 
     Cariño, ¿qué hay de cena?
     No recibe respuesta. El  hombre totalmente asombrado, se  pone a un metro  de su mujer  y grita: 
     Cariño, ¿ QUÉ HAY DE CENA 
     Su
mujer se gira y le dice, con cara de exasperación

     —T
e lo digo por cuarta vez, ¡ HUEVO FRITO CON PATATAS!

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