La mayoría de la gente considera hoy en día que pegarle un tortazo a un niño no es apropiado.
Yo he probado otros métodos para controlar a mis hijos cuando tienen "uno de esos días" y he descubierto uno que me resulta muy efectivo: es simplemente llevar al niño a dar una vuelta en coche.
Durante el rato que dura la vuelta, no hablamos y le dejo tiempo para que reflexione sobre su comportamiento.
No sé si se trata de las suaves vibraciones del vehículo mientras se desplaza, o simplemente el hecho de que el niño se aleja por un rato de las distracciones habituales: tele, videojuegos, ordenador, etc. El caso es que mis hijos, después de la vuelta en coche, están muchísimo más tranquilos.
Creo que el contacto visual que tenemos durante todo el tiempo es lo que realmente consigue estos resultados tan buenos.
Aquí os mando una de las fotos que hice durante una de estas sesiones, por si queréis imitar la técnica.
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